jueves, 7 de septiembre de 2017

Tiempo de Respuesta Socialmente Eficaz...

Ante los comentarios más recientes de los expertos, acerca de la posible "muerte" del TLCAN y sus consecuencias catastróficas en el tipo de cambio con el peso, traigo a la mesa una idea que me asaltó desde mediados del 2017.

Decía que en el proceso evolutivo de nuestro planeta, podríamos decir que existe una velocidad variable que nos hace sentir que algunas épocas transcurren más aprisa.

Tal es el caso de los tiempos que hoy nos corresponde vivir, donde vertiginosamente de 1985 a la fecha hemos visto reacomodos sociales, políticos, económicos, ambientales y energéticos.

La velocidad de reacción colectiva entonces, al igual que en el pasado, toma importancia relevante y se convierte en un elemento decisivo para que las sociedades globales de principio de siglo XXI respondan cada una, de acuerdo a sus intereses, a los sucesos que les toca enfrentar en la inmediatez.

Y si para efectos prácticos acuñamos en México un concepto que combine la velocidad de respuesta, la capacidad organizativa de las sociedades y la eficacia del resultado, podríamos llamarlo "Tiempo de Respuesta Socialmente Eficaz". TiRSE (por sus siglas).

Desde luego que hablar de organización social requiere, al menos en este espacio, ubicarnos geográficamente reconociendo que los mexicanos vivimos en un régimen democrático donde concluidas las elecciones, empieza a flotar en el aire de todo el territorio nacional la certeza colectiva de que los gobernantes al ser elegidos, pasan a ser responsables automáticos de traducir nuestras aspiraciones colectivas en acciones que logren nuestro bienestar de manera tangible.

Es decir, la velocidad de organización social de la mayoría de los mexicanos es muy lenta debido a que a través de los últimos cien años en México se ha generado en la mentalidad mexicana un convencimiento natural que deposita en los gobernantes en turno la obligación de determinar la cuantía y la modalidad de responder acertadamente ante sucesos cuya llegada puede ser tan sorpresiva e inminente como lo es hoy, la renegociación del TLCAN.

El futuro de al menos tres generaciones a partir de nosotros requiere entonces que el aparato gubernamental del Presidente en turno esté capacitado realmente para actuar con tal eficacia, que aún cuando la proximidad del impacto sea inminente, logre amortiguar los indiscutibles daños colaterales que resultarían.

Aquí es donde cabe preguntarnos si vale la pena o no, darle importancia al concepto que he bautizado como "TiRSE" porque aquí, en Reynosa, Tamaulipas al igual que en toda la frontera norte de México, ante la ya iniciada renegociación del TLCAN, nuestras vidas se verían impactadas quizás con más fuerza que cuando fue puesto en marcha en 1994, durante el turno presidencial de Carlos Salinas de Gortari.

Si tomamos nuestra porción local derivada del análisis geo-político-económico global, encontraremos que después de casi cuatro turnos presidenciales, las inmediaciones del puente internacional Reynosa-Pharr, aparecen contradictoriamente a su gran potencial competitivo, desprovistas de la más mínima atención que demuestre al menos la existencia de un impulso gubernamental programático.

Pero lo grave no es eso, sino que nosotros como sociedad, no hemos logrado despertar del nefasto letargo dependientista para descifrar que el TiRSE existe.

¿Un ejemplo?
En 1989, cuando se gestaba el TLCAN, se dio a conocer que un puerto de entrada fronteriza importante se ubicaría en Reynosa, frente a Pharr, TX.

Recuerdo que hice un viaje especial desde CDMX para acudir a una invitación que me hizo el presidente de la Asociación de Agentes Aduanales de Reynosa a una reunión donde les platiqué acerca de la importancia del TLCAN y les di mi recomendación en el sentido de prepararse de manera conjunta para que el área contigua al puente Reynosa-Pharr tuviera un Plan Maestro de Desarrollo con: Edificios para Oficinas de las Agencias Aduanales, Restaurantes, Casas de Cambio, Bancos, Gasolineras, Hoteles, Refaccionarias, Patios de Tráfico, Bodegas Congeladoras y Refrigerantes, todo ello porque era obvio que serían parte complementaria del cruce fronterizo y un detonador económico muy sensible.

Una persona me dijo: "Gracias Moisés, pero por el momento tenemos asuntos de urgencia que resolver y pues para eso del puente que dices falta mucho"; entendí perfectamente la cortés manera de correrme y salí de la reunión decepcionado.

Siete años después, en 1996 el gobierno de Estados Unidos avisó intempestivamente, que en 15 días más a partir del aviso, el lado norteamericano del Puente Reynosa-Hidalgo cerraría sus puertas a los vehículos de carga y que toda la carga comercial debería ingresar por el puente Reynosa-Pharr.

Recuerdo como si hubiera sido ayer, que aquella persona que me había dicho siete años atrás que aún faltaba mucho, tomó la palabra en el Salón de Sesiones del H. Cabildo de Reynosa como parte del grupo de agentes aduanales y furioso, molesto, con tono de indignación reclamaba que era injusto que nadie les había avisado con tiempo que se iba a tomar esa medida. Recuerdo que en su desesperación propuso enviar una carta al Departamento de Estado de los Estados Unidos para pedir una prórroga. 

Quince días después, las inmediaciones del Puente Reynosa-Pharr se convirtieron en lo que hoy siguen siendo desde esa fecha, un muladar congestionado de vehículos de carga, un gran estacionamiento sobre la carpeta asfáltica que es, para vergüenza de los reynosenses, una fea entrada a México, donde la improvisación ha sido la divisa predominante.

Este sencillo ejemplo de falta de una reacción de planeación colectiva eficaz ante un evento importante, muestra la necesidad de considerar al TiRSE como un elemento indispensable para enfrentar los retos del siglo XXI.

Esa fue quizás la primera derrota logística del TLCAN, fue debido a que el modelo de pensamiento que predominaba en los hombres y mujeres maduros en los 90s, dejaba muy poco espacio a la creatividad colectiva y al trabajo en equipo entre sociedad y gobierno.

Más bien predominaba la idea de que el gobierno en cualquiera de sus tres órdenes, era  el único responsable de coordinar acciones previsoras en todos sentidos. 

De hecho hay quienes actualmente, en pleno 2018, piensan que las instituciones de Protección Civil son un concepto en el que cabe solamente el gobierno. 

Aquella concepción de que el gobierno está obligado a resolvernos todos los problemas o al menos a decirnos cómo se pueden resolver, se agotó y por lo tanto es urgente que empresarios y gobierno conviertan al TiRSE en una herramienta de blindaje estratégico respecto de todas las acciones que resulten de las negociaciones del TLCAN.

Porque lamentablemente, se empalmaron con las elecciones y la velocidad circunstancial variable, existe.

Moisés Abel García Flores.

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