El video del más reciente escenario dramático de Londres y la grandiosa respuesta de sus ciudadanos hacia sus agresores: “we are not afraid”,
ofrece una oportunidad para reflexionar en la interpretación que los mexicanos actualmente le damos al “miedo”, palabra proveniente del latínmetus y que según el Diccionario de la lengua española significa: Recelo que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.
Y me pregunto: ¿El que siembra el miedo espera desterrar la “valentía”?, definida ésta, como cualidad del ánimo, que mueve a arrostrar los peligros.
Creo firmemente que sí.
Y por eso creo que es necesario que los mexicanos unidos impidamos la propagación de la subcultura del miedo.
Porque el miedo nos frena, nos detiene, nos pausa negocios y empresas, nos resta vida familiar, nos bloquea la interacción vecinal binacional, nos paraliza la conectividad carretera y lo peor… nos empuja al abismo de la paranoia colectiva.
Ese “we are not afraid” dicho por una mujer inglesa, me despertó la curiosidad de revisar si en nuestro país están reaccionando correctamente los empresarios, los ciudadanos, los sectores sociales, los sindicatos, los legisladores y sus respectivos partidos políticos, ante ese miedo que a todos nos ha cambiado la percepción inclusive de lo positivo que hay en la realidad que nos rodea.
Exploremos el concepto valentía para entender que ser valiente no es optar espontánea, individual e inocentemente por el enfrentamiento irreflexivo.
Esa no es la valentía que va a contrarrestar la siembra del miedo.
En el México del siglo XXI debemos optar por la valentía, esa que además del ADN de nuestra raza contiene inteligencia para enfrentar al invasor, al transgresor o al vecino amenazante.
Otra bondad de esa valentía es no permitir que los deseosos de llegar al poder nos engañen con mensajes que fomenten el miedo.
Lo que menos necesitamos los mexicanos en estos momentos es que en los medios y en las redes sociales, los afanosos por el poder nos dividan con spots y mensajes elaborados para desacreditar a las instituciones nacionales e infundirnos miedo hacia ellas.
Por el contrario, el país lo que reclama en este preciso instante de todos sus hombres y de todas sus mujeres es valentía para: a) levantar la vista a otros continentes y hacer negocios sin miedo;b) promover el mercado interno sin miedo, c) renegociar el TLCAN sin miedo, d) fomentar la producción nacional del campo sin miedo, e) elevar los presupuestos a la cultura y las artes sin miedo y f) cumplir cada uno con sus deberes cotidianos sin miedo.
¡Ahí está la clave! La tenemos enfrente, pero no la vemos porque para eso sembraron el miedo.
Abramos los ojos y veamos la oportunidad de adoptar una valentía nacionalista y bien entendida en cada familia mexicana, en cada empresa, en cada fábrica, en cada banco, en cada estanquillo, en cada universidad.
Que cada artista, cada intelectual, cada ONG y cada repatriado se inscriban como parte de la fórmula social que puede vencer al miedo.
Por lo tanto, todo aquel que no esté dispuesto a entregar su destino a terceros, que hable convalentía. Que levante la mano. Que concurse limpiamente por el poder.
Solo actuando unidos por la decisión de poner a la patria por encima de los intereses personales y de grupos, le cerraremos la puerta a las divisiones internas y entonces haremos grande a México.
Hagamos posible que los colores de los partidos no nos dividan más.
Escuchemos las ideas, optemos por la valentía de no dejarnos llevar por los discursos del miedo.
Evitemos que el día de mañana, a causa de las divisiones México regrese a cero.
Ya sabemos quién es quién y no dejaremos que nos vendan la paz como espejito.
Hoy, cuando la ciudadanía ha entendido después de muchos años, que tiene derecho y que puede participar en la construcción de las políticas públicas, actuemos sin miedo.
El esfuerzo cerebral de decidir hacia dónde queremos ir como país en 2018, que sea sin miedo.
Tenemos que decidir con valentía: a)llegar al puerto de la hipocresía generadora y manipuladora del miedo; b) llegar al puerto del populismo senil que inocula odio en 360 grados; c) llegar al puerto de la participación ciudadana.
Los mexicanos también podemos decirles a nuestros enemigos, detractores, traidores y ladrones:“No tenemos miedo”.
Moisés Abel García Flores
Moisés Abel García Flores
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