Desde luego que sí se puede trabajar domésticamente con amplias expectativas de triunfo empresarial, cuando se vive en un país como México.
Las perspectivas personales traducidas en planes de negocios concretos, tienen en un país como el nuestro, amplias posibilidades de lograr el éxito porque la conectividad cibernética permite obtener y dar información en tiempo real, reduciendo así las desventajas de la distancia y las presiones del tiempo.
Las fronteras norteñas, que ciertamente serán las que una vez más servirán de amortiguador del flujo humano que se avecina, volverán a ser materia de análisis ocupacional inteligente, ya que no todos los mexicanos que sean repatriados se van a conformar. Muchos van a quedarse en las fronteras, buscando regresar al norte. De ésto ni duda cabe.
Nuevamente las calles y los refugios humanitarios temporales se verán repletos de personas cabizbajas y tristes que no querrán regresar a sus lugares de origen.
Y si bien la recepción que dio el Presidente de México a los primeros repatriados en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México es una buena señal de organización gubernamental, también es importante reconocer que la verdadera repatriación, la masiva, no va a llegar en avión a la CDMX, sino que los van a enviar caminando por los puentes internacionales a lo largo de toda la línea divisoria.
Por eso los fronterizos tenemos que estar alerta y diseñar un plan maestro de emergencia que de manera eficaz resuelva de bote pronto, no solamente el tema ocupacional temporal, sino el verdaderamente más importante: el del regreso certero de nuestros hermanos deportados a sus lugares de origen.
Ahí en este punto, los gobiernos de los estados del interior deben ser muy participativos para tener a la mano en las fronteras, una representación elemental que tenga facultades y capacidad operativa para auxiliar a los repatriados pertenecientes a sus entidades.
Adicionalmente a los apoyos primarios consistentes en alimentación, ropa, consejería psicológica y diagnóstico de salud, la asesoría jurídica y la ocupación temporal, serán instancias que deben de contemplarse desde ya, por los gobiernos municipales y estatales fronterizos. La pregunta es: ya se formó un fondo de contingencia suficiente?
Ya hubo mucha gritería y escándalo por la impensable actitud presidencial en los Estados Unidos, pero en verdad hemos estado actuando en consecuencia?
No apostemos a la casualidad. Hagamos las cosas bien y a tiempo.
Organicémonos con eficacia, pueblos norteños y gobiernos fronterizos; sí podemos.
Por su parte, los negocios, tendrán que restringir su cause a la territorialidad mexicana y no pasa nada. Pero la atención a los connacionales deportados, esa será un tema en el que todos, absolutamente todos los mexicanos, tendremos que participar de manera solidaria. México lo demanda y lo vamos a lograr.
Viva la Unidad Nacional!
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