Por: Moy García
Resulta curioso ver como el platillo norteño conocido como la “carne asada” ha sido el móvil utilizado por algunos asesores de banqueros del Sur de Texas, que buscan convencer a los potentados tamaulipecos y regiomontanos de las virtudes de sus propuestas de inversión.
Indudablemente que los expertos en finanzas texanos están haciendo maravillas para lograr obtener la confianza de los inversionistas mexicanos que se han mudado a las ciudades fronterizas texanas, como resultado de ir en busca de paz y tranquilidad.
Quizás lo que han pasado por alto estos ilustres texanos, es que al igual que el buen gusto en el paladar, estos mexicanos llevan consigo la idiosincrasia mexicana que obviamente difiere mucho de la norteamericana.
Sano y oportuno es recomendarles que al igual que los análisis económicos, revisen la historia social de Reynosa y Monterrey, lugar de origen de esos inversionistas mexicanos a quienes quieren vender ideas. Recuerden que están acostumbrados a otro tipo de riesgos y llevan en la sangre un singular “modus operandi”.
Lo bueno es que ya se juntaron y esperamos que de esas reuniones en torno al mexicanísimo “asador”, resulten operaciones de mutua conveniencia que le sigan aportando a esta fructífera región, las capacidades elementales para la supervivencia económica en ambos lados del Rio Bravo.
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