Hola, que tal...
Después de haber vivido ayer las tradiciones mexicanas de Día de Muertos y ver por la noche el séptimo juego de la Serie Mundial en el qué luego de más de una centuria, los Cachorros de Chicago se volvieron a coronar campeones, reflexioné en que todos los que disfrutaron el triunfo de los Cubs en su campeonato anterior, ya no viven!
El tiempo pasa -pensé- y unos llegan mientras otros se van. Sin embargo las ilusiones, los esfuerzos por alcanzar la meta permanecieron en Chicago y generación tras generación mantuvieron vivas las esperanzas, hasta lograr nuevamente el éxito, el triunfo, el campeonato y la felicidad colectiva.
Y me pregunté si acaso solamente en el terreno de los deportes se puede reflejar esta actitud transgeneracional que los Cachorros nos mostraron ayer;
Claro que no! -deduje-.
Como sociedad, en cada uno de los renglones del positivismo que ocupan un nicho entre las preocupaciones globales para perfeccionar la vida y alcanzar la felicidad, cabe perfectamente la ejemplar actitud de éste equipo de béisbol. La de una espera paciente y una determinación férrea, donde no haya cabida para el cansancio ni el desaliento.
Creo -me dije- que tenemos ante nosotros, una gran lección de vida, obsequiada por un grupo de individuos organizados, que buscaron incansablemente obtener por segunda ocasión el mismo triunfo, hasta lograrlo después de más de 100 años.
Que bella entonces es la parte positiva de la naturaleza humana.
Finalmente reflexiono y me pregunto si acaso no pasa igual en la región fronteriza de Tamaulipas, que luego de haber sido floreciente, entró en pausa circunstancial y temporal?
Aquí también -pienso- debemos hacer acopio de creatividad positiva y de actitud solidaria para trabajar sin descanso por un digno renacimiento fronterizo, a sabiendas de que quizás ya no veamos los frutos nuevos, pero con la certeza de que nuestros nietos sí lograrán ser componentes de una sociedad de mucho mejor calidad.
Y que sea para ellos, para los que vienen, para quienes trabajemos arduamente en dos vías que podrían ser: primeramente la de explicarles de donde vienen y hacia donde deben mantener el rumbo; y en segundo término, haciéndoles tomar conciencia de que el éxito y el nuevo auge de la región, no llegará inmediatamente mañana.
Tomemos como ejemplo a Los Cachorros, que se tardaron más de cien años en repetir la hazaña de triunfar. Inculquemos a las nuevas generaciones la actitud correcta de la paciencia, la prudencia y la constancia, ante un entorno tan contaminado de tentadoras prisas vanas.
Saludos cordiales!
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