viernes, 23 de febrero de 2018

EL TLCAN Y LAS ELECCIONES DE 2018 EN MÉXICO...

Ante los comentarios más recientes de los expertos, acerca de la posible "muerte" del TLCAN y sus consecuencias catastróficas en el tipo de cambio con el peso, traigo a la mesa una idea que me asaltó desde mediados del 2017.

Decía yo, que en el proceso evolutivo de nuestro planeta, podríamos decir que existe una percepción humana del tiempo, en la que la velocidad de las épocas parecería variable y nos hace sentir que algunas transcurren más aprisa.

Tal es el caso de los tiempos que hoy nos corresponde vivir, donde vertiginosamente de 1985 a la fecha hemos visto insólitos reacomodos sociales, políticos, económicos, ambientales y energéticos.

En el fondo de esa percepción de la velocidad de los eventos, surge el gran problema de la reacción colectiva que hoy, al igual que en el pasado, toma importancia relevante y se convierte en un elemento decisivo para que las sociedades globales de principio de siglo XXI respondamos cada una, adecuadamente ante los sucesos que nos toca enfrentar en la inmediatez.

Y pensé que si para efectos prácticos acuñamos en México un concepto que combine la velocidad de respuesta, la capacidad organizativa de las sociedades y la eficacia de los resultados, podríamos denominarlo: "Tiempo de Respuesta Socialmente Eficaz". TiRSE (por sus siglas).

Desde luego que hablar de organización social requiere, al menos en este espacio, ubicarnos geográficamente reconociendo que los mexicanos vivimos en un régimen democrático donde concluidas las elecciones, empieza a flotar en el aire de todo el territorio nacional, la certeza colectiva de que los gobernantes elegidos, serán los responsables automáticos de traducir todas nuestras aspiraciones colectivas, en acciones que logren nuestro bienestar de manera tangible.

Pero, la velocidad de organización social de la mayoría de los mexicanos es muy lenta debido a que a través de los últimos cien años en la mayoría de los sectores sociales de México se ha generado un convencimiento sexenal que deposita en los gobernantes en turno, la responsabilidad de determinar con eficacia, la cuantía y la modalidad de las respuestas a los sucesos, cuya llegada puede ser tan sorpresiva e inminente, como lo es hoy, la renegociación o modernización, del TLCAN.

Cabe mencionar que el futuro de al menos tres generaciones a partir de nosotros, requiere hoy, que el aparato gubernamental del Presidente en turno esté capacitado debidamente para actuar con eficacia tal, que aún cuando la proximidad del impacto sea inminente, logren amortiguarse los indiscutibles e inevitables daños colaterales que resultarán.

Y aquí es donde me pregunto si vale la pena o no, darle importancia al concepto que he bautizado como "TiRSE" porque por lo menos aquí en Reynosa, Tamaulipas, al igual que en toda la frontera norte de México, la renegociación del TLCAN, impactará nuestras vidas quizás con más fuerza que cuando fue puesto en marcha en 1994, durante el turno presidencial de Don Carlos Salinas de Gortari.

Entonces, si los fronterizos hacemos un análisis local geo-político-económico, encontraremos que después de casi cuatro turnos presidenciales, algunos asuntos fundamentales siguen en el aire.

Y aquí es donde insisto que se refleja la falta de capacidad organizativa de la sociedad.

Resulta que en las inmediaciones del Puente Internacional denominado "Reynosa-Pharr", se puede ver, contradictoriamente al gran potencial competitivo que exige una entrada y salida comercial tan importante para México, la más inexplicable falta de atención gubernamental.

Pero lo grave no es eso, sino que nosotros, los reynosenses, los que vivimos aquí, los que sufrimos a diario la inexistencia de una logística adecuada, no hemos hecho nada para que el gobierno federal voltee a ver a Reynosa.

¿Que porqué lo digo? Por esto:

En 1989, cuando se gestaba el TLCAN, se dio a conocer que un puerto de entrada fronteriza importante se ubicaría en Reynosa, frente a Pharr, TX.

Recuerdo que a raíz de una invitación de Ramiro Saracho, Presidente de los Agentes Aduanales, hice un viaje especial desde CDMX para acudir a una reunión donde expuse la importancia del TLCAN y recomendé a los agentes aduanales unirse y prepararse para que el área contigua al puente Reynosa-Pharr contara con un Plan Maestro de Desarrollo que icluyera Edificios para Oficinas de las Agencias Aduanales, Restaurantes, Casas de Cambio, Bancos, Gasolineras, Hoteles, Refaccionarias, Patios de Tráfico, Bodegas Congeladoras y Refrigerantes, Destacamento para la Policía Federal de Caminos y Puertos, etc.

Una persona me dijo: "Gracias Moy, pero por el momento tenemos asuntos de urgencia que resolver y pues para eso del puente que tu dices, falta mucho. Entendí perfectamente la cortés manera de correrme y salí de la reunión decepcionado.

Una mañana, siete años después, en 1996 fui invitado a una reunión a la Sala de Cabildo de la Presidencia Municipal, porque, decía la invitación: "el gobierno de Estados Unidos ha dado aviso intempestivo de que dentro de 15 días el lado norteamericano del Puente Reynosa-Hidalgo cerrará sus puertas a todos los vehículos de carga, debiendo ingresar exclusivamente por el puente Reynosa-Pharr".

Asistí a la reunión en calidad de funcionario de CAPUFE y recuerdo como si hubiera sido ayer, que aquella persona que me había dicho siete años atrás que aún faltaba mucho, tomó la palabra en el Salón de Sesiones del H. Cabildo de Reynosa y hablaba furioso, molesto, gritando que era injusto que nadie les había avisado con tiempo que se iba a tomar esa medida. 
En su desesperación, aquel hombre desencajado propuso enviar una carta al Departamento de Estado de los Estados Unidos para pedir una prórroga. 

Quince días después, el Puente Reynosa-Pharr se convirtió en la única entrada a los Estados Unidos para vehículos de carga y al mismo tiempo, en el dolor de cabeza más grande para los usuarios procedentes del Sur.

Filas sencillas y dobles de tracto-camiones con doble remolque, anarquía vial, acotamientos convertidos en muladares, derechos de vía desaparecidos a causa de "bardas" construidas por agencias aduanales, comercios ambulantes de comida, en fin, desde esa fecha, esa es una fea entrada y salida de México, donde la improvisación aldeana ha sido la divisa predominante.

Esa, que fue quizás la primera derrota logística del TLCAN, podría repetirse y quedar igualmente oculta, si con este ejemplo, no reconocemos la falta de un modelo de planeación eficaz que incluya "Tiempo de Respuesta Socialmente Eficaz" (TiRSE) como herramienta auxiliar indispensable.

Así que, al mismo tiempo que los ciudadanos de principio de siglo XXI nos vamos alejando de la idea de que el gobierno en cualquiera de sus tres órdenes, es  el único responsable de todas las decisiones, nosotros, debemos desarrollar desde la esfera civil modelos de reacción que nos permitan coordinar acciones estratégicas preventivas. 

Lo anterior, porque hay quienes actualmente, en pleno 2018, piensan que la institución de Protección Civil es un concepto en el que cabe solamente el gobierno y nada hay más alejado del espíritu de su creación en 1985. 

Aquella percepción ciudadana de que el gobierno está obligado a resolvernos todos los problemas o al menos a decirnos cómo se pueden resolver, paulatinamente se agota.

Por lo tanto, es procedente que los ciudadanos, los empresarios y los gobiernos conviertan al TiRSE en una herramienta de blindaje estratégico que acompañe a todas las acciones que resulten de las negociaciones del TLCAN.

La ventaja que nadie espera que tomemos todos los mexicanos, no es económica. Es socialmente estratégica y espero que seamos muchos los que estemos en el mismo tenor de inspiración generacional.

Tenemos que estar preparados para comprender que si la modernización del TLCAN vuelve a demandar mecanismos estratégicos que a su vez requieran modificar las fisonomías urbanas de las ciudades fronterizas, será vital detenernos a planear. 

Todo lo anterior viene a colación, porque si de por sí la renegociación ha sido difícil por su naturaleza de aglutinar intereses del comercio internacional de tres naciones, pues ahora que se empalmó con el proceso electoral más grande de la historia de México, la percepción masiva de la velocidad circunstancial variable de cada uno de estos dos eventos, podría afectarnos hasta por tres generaciones, si no nos concentramos en medir las consecuencias de no considerar el Tiempo de Respuesta Socialmente Eficaz que cada decisión individual demanda en ambos eventos.

Moisés Abel García Flores.
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